El Plott Hound es un perro de cacería. Perro de gran agilidad y resistencia física que fue empleado para cazar jabalíes y osos. Esta raza ha demostrado ser capaz de cazar a los peligrosos mapaches, uso que se da el honor de participar en el presente.
Este es el Perro Oficial del Estado de Carolina del Norte, Estados Unidos.
Esta raza tiene sus orígenes en los Estados Unidos. En 1750 Jonathon Plott, proveniente de Alemania, llevo varios perros cazadores de jabalíes, Hanoverian Hounds, a su nuevo hogar en las montañas Apalaches al oeste de Carolina del Norte. Ya que en los Estados Unidos no había jabalíes en aquellos tiempos, los perros fueron usados para cazar osos. A la raza se le nombra en honor de la familia Plott.
Se mantuvo la raza pura excepto por unos cruces con otro perro cazador de osos en Georgia. Después, en el siglo XX, se le agregó algo de otros hound de esa región, del hound Blevins y del Cable hound. Estos otros perros, al igual que el Plott, eran linajes que las respectivas familias criaban y se conocían por el nombre de la familia.
Un excelente perro para aquellos que participan la caza mayor. Muy fiel y de instintos muy desarrollados para su función. Para el resto de nosotros, tal vez sea demasiado perro.
El Doberman
Se acredita a Karl Friedrich Louis Dobermann (1834-1894) con ser quien creó la raza de perros conocida por Doberman, pero este dato no es del todo correcto. Lo que es comprobado es que el señor Dobermann era recaudador de bienes del gobierno local en la provincia o región de Turingía en Alemania. Siendo aficionado a la cría de perros es apropiado considerar que en efecto el señor Dobermann comenzó el cruce de las razas de perros en busca de un perro con los instintos de guardián bien desarrollados. Lo cual es razón suficiente para nombrar la raza en su honor; pero le tomó unos años más, después de su muerte, a varios criadores independientes el estabilizar la raza.
Existen varias versiones, de las cuales la siguiente es la que aparenta tener más lógica. Se dice que el señor Dobermann en su trabajo, lo cual incluía confiscar, necesitaba un perro de buen tamaño y dado el caso con disposición feroz. Pero Dobermann también era el encargado de recoger los perros callejeros y en asociación con dos amigos criaba perros para venderlos. Esta versión dice que en el proceso de estos oficios Dobermann dio con un perro callejero de raza desconocida en el que notó las cualidades que el deseaba. Cruzó ese perro con el Pinscher y ese fue el comienzo de lo que terminaría en el perro Doberman del presente. El refinamiento y la estabilización de la raza, ya con cruces estudiados, quedó en manos de otros criadores.
No que el señor Dobermann no haya alcanzado grandes logros en “su raza”. El perro ya criado por él alcanzó gran reconocimiento como guardián. Llegando al punto de ser el preferido de los guardias civiles de la región; razón por la cual a aquel Doberman se le llamó “perro gendarme”.
Se estima que los cruces comenzaron en la década de 1880, tal vez poco antes. Entre las razas empleadas, que en aquellos tiempos eran diferentes a como las conocemos hoy, se encuentran el Pastor Alemán, el Pinscher y el Rottweiler. Más tarde se le agregó algo del Terrier de Manchester (1902 y después de 1908) y del Greyhound (1908). También se ha supuesto que se emplearon el Gran Danés, el Weimaraner, el Pointer y el Pastor de Beauce, pero es dudoso que ninguno de estos sea antepasado del Doberman.
En 1900 la raza fue reconocida en Alemania. Poco después comenzó la Primera Guerra Mundial y la raza, al igual que toda Europa, sufrió serias pérdidas. Lo irónico es que la popularidad del Doberman era tanta que un par de décadas más tarde, en la Segunda Guerra Mundial, este perro jugó un serio papel en ambos lados del frente; fue empleado tanto por los alemanes como por los americanos. Porque aunque en Inglaterra no fue del todo aceptado hasta después de la Segunda Guerra Mundial, en los Estados Unidos fue presentado en 1898 y establecida la raza en 1908.
Existen muchos rumores que son injustos con esta raza de perros. Muchos de estos rumores exageran o no representan justamente su agresividad. Claro, que si a un Doberman se le entrena para que sea una fiera, lo va a ser. Esos son los instintos que se desarrollaron en su estirpe. De por sí, el Doberman no le tiene miedo ni a vivos ni a muertos y si se le enseña a morder, pronto va a estar mordiendo hasta los alambres de las cercas. Pero eso, no es culpa del perro.
El Doberman es perro de un solo dueño. Su fidelidad es hacia su amo, la familia de su amo y nadie más. Claro, es un perro sumamente obediente y aquellos entrenado por la policía u otro cuerpo de servicio público hasta cierto punto aceptan el cambio de manejador, al igual que aquellos entrenados para competencias. Pero en el corazón del Doberman criado en la casa sólo hay un lugar, el de su familia. Razón por la cual se debe de traer de cachorro a la casa y siempre recordar que es un compromiso de nuestra parte por vida, porque tanto el perro como nosotros vamos a sufrir mucho si la separación ocurre antes.
Es muy cierto que presenta dos cualidades no del todo deseadas de las cuales hemos leído y notado en nuestras mascotas. Una de ellas es que cuando el Doberman ataca, o se “dispara”, es preferible quitarse del medio y esperar a que se enfríe por sí solo. Claro, si ataca a una persona actúe rápido porque no da mucho tiempo, pero si es a otro animal, no se le ocurra interferir porque la cosa usualmente se pone fea y sólo se toma una mordida equivocada para enviarlo a usted al hospital. A nosotros nunca nos han atacado nuestras mascotas y no sabemos de que hayan atacado a ningún amo, pero si los hemos visto enfadados (con los gatos y uno que otro vecino y pariente indeseable) y pueden ser temibles. El otro dato es que usualmente se apega demasiado a un miembro de la familia, por lo general al hombre de la casa u otra persona adulta, y es tan fiel que sólo quiere estar al lado, o encima, de su dueño. Pero esto se soluciona con un adiestramiento firme.
En la casa donde hay niños es preferible una hembra. Por lo general son más tolerantes y el sentido de guardián más controlado que en los machos. Como ya mencionamos, traerlo de cachorro a la casa y ponerle una de las sabanitas o ropitas viejas del niño donde el perrito duerme. Dicen los viejos que de esta forma se encariñan más con el niño de la casa, y si es una perra, llega a querer a los niños como si fueran sus propios cachorros. Es asombroso el cariño y la paciencia que hemos visto a estas perras tener con los niños de la casa. Claro, los abusos infantiles de parte de los niños bajo ningún concepto pueden ser permitidos. Otro consejo de los viejos que también hemos puesto en práctica con admirable resultados es criar al Doberman en la familia, no aislado en perreras. Cuando la familia está cenando, enseñarle que se acueste cerca de donde están todos, no darle comida de la mesa, pero sí permitirle estar presente. Al igual que cuando la familia está compartiendo de otras maneras, digamos viendo la televisión. Hay que ser firme pero recuerde que él o ella es un miembro más de la familia.
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